¿EN QUÉ EPOCA VIVMOS?
Desde que los titulares sobre accidentes relacionados con la inteligencia artificial empezaron a aparecer de forma habitual en los medios de comunicación hace unos años, al director Maxim Pozdorovkin le sobrevino una duda. “Parecía que las máquinas habían comenzado a exterminarnos. A mí me daba la sensación de que habíamos adoptado el mismo discurso de las novelas; que faltaba algo de contexto y nos estábamos dejando datos por el camino”, comenta.
Investigar sobre el asunto durante años para rodar el documental The Truth About Killer Robots (La verdad sobre los robots asesinos), proyectado en el Festival de Cine de Zúrich y que estrena HBO España hoy fue la forma de resolver sus propias dudas.
Pozdorovkin, ruso educado en la Universidad de Harvard, califica ese concepto cercano al de la revolución de las máquinas como “estereotipado”, lo que no significa que el cineasta abogue por una sociedad dominada por ellas.
A modo de viaje al futuro, el director ambienta parte de su relato en Japón. Allí investiga sobre las rarezas tecnológicas que se viven en un país que va varios pasos por delante de Occidente en cuanto al rol concedido a la inteligencia artificial y donde se construyen androides a imagen y semejanza de Scarlett Johansson.
No podía faltar en esa visita un encuentro con Hiroshi Ishiguro, el profesor que se ha hecho popular en todo el mundo en los últimos años por construir androides idénticos a él. “En pocos años no podremos distinguir entre robots y humanos”, explicaba.
En realidad, solo hay un caso de robot responsable directo de la muerte de una persona en toda la historia. El cineasta se centra en advertir a través de su película sobre el impacto en la economía al sustituir a humanos con robots. Un tercio de los puestos de trabajo en España peligrará en 2030 por la automatización, alertaba en febrero de 2018 el estudio Will robots steal our jobs? (¿Robarán los robots nuestros empleos?), elaborado por PwC y que analiza la situación en 27 países.
No es casual que la voz que ha escogido para narrar el documental sea la de un autómata. “Era una forma de llamar la atención sobre algo: puede que hacer trabajar a un robot sea más barato, pero nos arriesgamos a perder la noción de dignidad humana”, explica Pozdorovkin.
POR:MANUEL LÓPEZ
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